Hasta hace muy poco, Malula -“entrada” en siriaco- no era más que una rústica aldea encaramada en una roca del Antilíbano, en un estrecho valle. Hoy es destino turístico por el encanto de sus pequeñas casas cúbicas pintadas en tonos pastel y sus dos monasterios: el de San Sergio, del siglo IV, con una importante colección de iconos del maestro de la iconografía Miguel el Cretense, y el de Santa Tecla.
El monasterio de San Sergio (y San Baco) es una de los más antiguos del mundo. Fue construido en 325 tras el martirio de San Sergio, legionario romano que se convirtió a la fe de Cristo. Una impresionante puerta de madera, de más de 2.000 años de antigüedad, le da entrada. Quizás lo más destacado sea la Iglesia que conserva elementos de un templo pagano anterior.
El monasterio de Santa Tecla, está encajado en un barrranco con bellas vistas al pueblo. Se cuenta que esta santa que vivía en Iconio (Asia Menor) con su esposo Zamiro, oyó por la ventana de su casa a San Pablo que había llegado a la ciudad durante su primer viaje apostólico (Hechos, 14, 1-4). Lo dejó todo para seguirle. Su marido fue a contárselo a su suegra y ésta la denunció ante el proconsul de Iconio por lo que fue condenada a ser quemada viva. San Pablo, con sus oraciones, impidió que las llamas le hicieran daño. Juntos, San pablo y Santa Tecla, se marcharon a Antioquía donde Tecla fue nuevamente atormentada por rechazar a un pretendiente aristócrata: fue arrojada a los leones que, en vez de atacarle, le lamían los pies; luego la arrojaron a una charca con cocodrilos y culebras, pero ella utilizó el agua para bautizarse y al hacer la señal de la cruz, los animales murieron y el agua se hizo bendita. Luego la ataron aun carro tirado por toros para que la arrollaran, pero las cuerdas se desataron. Finalmente volvió a reunirse con San Pablo, volvió a su tierra, vivió en comunidad con otras mujeres en Malula hasta que murió. En el convento, al que acuden cristianos y musulmanes, está su tumba. Otra leyenda, quizás más ligada al lugar de Malula, cuenta que, cuando huía de los legionarios romanos que la perseguían para matarla, llegaron a arrinconarla en un barranco de Malula. Tecla rogó con fe a Dios y, entonces, cayó un rayo que produjo la Brecha de Santa Tecla, por donde pudo escapar. Sus paredes verticales recuerdan el siq (la Garganta de Petra); en ellas se albergan unos curiosos santuarios.
Santa Tecla, aunque sobrevivió a sus numerosos martirios, es considerada protomártir y mujer apostol, especie de icono feminista de la época. En 1321, el rey Jaime II llevó a Tarragona una reliquia del brazo de la santa y el arzobispo de esta ciudad la convirtió en su Patrona.
En Malula, como en otros pueblos vecinos (Chabadín y Bajá) quedan personas que aún hablan el arameo, la lengua de Cristo.
El monasterio de San Sergio (y San Baco) es una de los más antiguos del mundo. Fue construido en 325 tras el martirio de San Sergio, legionario romano que se convirtió a la fe de Cristo. Una impresionante puerta de madera, de más de 2.000 años de antigüedad, le da entrada. Quizás lo más destacado sea la Iglesia que conserva elementos de un templo pagano anterior.
El monasterio de Santa Tecla, está encajado en un barrranco con bellas vistas al pueblo. Se cuenta que esta santa que vivía en Iconio (Asia Menor) con su esposo Zamiro, oyó por la ventana de su casa a San Pablo que había llegado a la ciudad durante su primer viaje apostólico (Hechos, 14, 1-4). Lo dejó todo para seguirle. Su marido fue a contárselo a su suegra y ésta la denunció ante el proconsul de Iconio por lo que fue condenada a ser quemada viva. San Pablo, con sus oraciones, impidió que las llamas le hicieran daño. Juntos, San pablo y Santa Tecla, se marcharon a Antioquía donde Tecla fue nuevamente atormentada por rechazar a un pretendiente aristócrata: fue arrojada a los leones que, en vez de atacarle, le lamían los pies; luego la arrojaron a una charca con cocodrilos y culebras, pero ella utilizó el agua para bautizarse y al hacer la señal de la cruz, los animales murieron y el agua se hizo bendita. Luego la ataron aun carro tirado por toros para que la arrollaran, pero las cuerdas se desataron. Finalmente volvió a reunirse con San Pablo, volvió a su tierra, vivió en comunidad con otras mujeres en Malula hasta que murió. En el convento, al que acuden cristianos y musulmanes, está su tumba. Otra leyenda, quizás más ligada al lugar de Malula, cuenta que, cuando huía de los legionarios romanos que la perseguían para matarla, llegaron a arrinconarla en un barranco de Malula. Tecla rogó con fe a Dios y, entonces, cayó un rayo que produjo la Brecha de Santa Tecla, por donde pudo escapar. Sus paredes verticales recuerdan el siq (la Garganta de Petra); en ellas se albergan unos curiosos santuarios.
Santa Tecla, aunque sobrevivió a sus numerosos martirios, es considerada protomártir y mujer apostol, especie de icono feminista de la época. En 1321, el rey Jaime II llevó a Tarragona una reliquia del brazo de la santa y el arzobispo de esta ciudad la convirtió en su Patrona.
En Malula, como en otros pueblos vecinos (Chabadín y Bajá) quedan personas que aún hablan el arameo, la lengua de Cristo.